REPORTAJE | En las últimas décadas, Internet ha logrado cobrar cada vez más protagonismo en nuestras vidas. Lo utilizamos para comunicarnos, comprar o divertirnos. Pero, ¿y si llegamos a vivir parte de nuestro tiempo en el ciberespacio? El metaverso es el camino para que Internet dé un paso más. La vida, y nosotros con ella, está a las puertas de una nueva dimensión: un espacio vital entre lo físico y lo virtual.
¿Qué es el metaverso?
En los últimos meses, cada vez hemos escuchado con más frecuencia hablar del metaverso: una revolución tecnológica, un juego de ciencia ficción, un mundo paralelo… Son muchas las definiciones que se le atribuyen, pero ¿qué es realmente el metaverso?
Es un espacio virtual que pretende hacer posible una nueva manera de interactuar entre nosotros, trasladar el mundo físico a un espacio en la red, dando lugar a un Internet a tres dimensiones. Con visores de realidad virtual, como las gafas Oculus Quest 2, podremos entrar en este escenario del mundo para trabajar, comunicarnos, comprar o divertirnos. Es un proyecto ambicioso y aún en construcción, pero que puede alcanzar gran influencia en unos años. Alberto Rodríguez, periodista y experto en el entorno digital, nos explica algunos conceptos importantes para entender hacia donde va el metaverso.
¿Tiene futuro?
Ante un concepto tan visionario como es el metaverso, nos encontramos ante la disyuntiva que siempre despiertan las revoluciones tecnológicas: ¿es el futuro o solo un espejismo tecnológico? Muchos expertos hablan de que en 2003 hubo un “primer metaverso”. Se conoce como Second Life, con ambiciones similares al metaverso. Este mundo virtual compartía en gran medida las bases sobre las que se fundamenta el proyecto actual en el que está confiando Mark Zuckerberg. Second Life alcanzó una considerable popularidad en su momento, pero no logró el éxito que se esperaba. Antonio Lorenzo, el primer corresponsal de un medio español en el metaverso, nos explica por qué esto no supone un vaticinio del fracaso del metaverso.
Es pronto para atreverse a hacer un pronóstico detallado de cómo va a evolucionar este proyecto. No obstante, los expertos estiman una evolución positiva. De hecho, hay indicios que adelantan el alcance que se le estima a este nuevo espacio; no solo en términos interactivos o sociales, también económicos. Las estrategias de algunas empresas de destacable relevancia, como el cambio de nombre de Facebook y otras inversiones en este entorno virtual, son el claro ejemplo de que esto va en serio y nadie quiere quedarse fuera.
El periodismo en el metaverso
Efectivamente, son muchas las empresas que ya están empezando a hacerse un hueco en el Metaverso, augurando la magnitud que este universo va a alcanzar para la economía global. La industria de la comunicación, y en concreto el periodismo, también se suma a esta tendencia. A finales del año pasado, el periódico El Economista abrió la primera corresponsalía en el metaverso de un medio en español. Este diario ha entrado a este nuevo espacio de la mano de Antonio Lorenzo, director de la revista Digital 4.0, y, desde hace unos meses, corresponsal en metaverso. Tradicionalmente hemos entendido por corresponsal a aquel que informa desde una determinada zona geográfica de los hechos que allí suceden. En este caso el lugar se sale de un mapa físico, pero su esencia se mantiene.
Ante el desarrollo incipiente de este entorno virtual el periodismo debe acudir a su cometido: ofrecer a la sociedad un relato de lo que ocurre en el mundo. Dar a conocer las posibilidades comerciales que brinda el metaverso y todo lo que comienza a acontecer allí son algunos de los objetivos de esta primera corresponsalía. Ahora bien, el periodismo no va a ser un mero narrador, el metaverso también le abre un nuevo horizonte a la labor de los periodistas.
Oportunidades y riesgos
El metaverso ofrecerá múltiples oportunidades para el desarrollo de la comunicación: el periodista podrá acceder a la información de primera mano desde cualquier lugar, traspasando el límite actual de las pantallas. El propio metaverso será un entorno ideal para acoger actos de comunicación, ruedas de prensa o meetings políticos. La accesibilidad a recursos y el factor de una realidad 360º harán posible un periodismo más cercano que nunca al ciudadano.
Es un escenario idóneo para periodistas que están comenzando su carrera profesional, que pueden encontrar un hueco en este nuevo mundo. En él se abren dos caminos: contar lo que sucede dentro del metaverso desde el metaverso y aprovechar las herramientas de la realidad aumentada para contar lo que sucede en el mundo físico. Actualmente, aunque a pequeña escala, ya se está llevando a cabo una cobertura informativa híbrida, al metaverso y al mundo exterior.
Cuando las oportunidades son tan amplias, los riesgos son también elevados, y el metaverso no es una excepción. La apariencia de veracidad en este nuevo entorno puede favorecer el incremento de las temidas fake news o incluso las usurpaciones de identidad para dar información errónea con fines políticos o económicos. Si el metaverso es capaz de superar estos desafíos, podrá realmente favorecer un periodismo de más calidad.
¿Qué podemos esperar?
Si hace unos años nos hubieran contado que los periodistas podrían narrarnos una guerra a través de su móvil también habría cundido el escepticismo. Internet, tal y como hoy lo conocemos, también se aventuraba imposible hace tan solo unas décadas. Las mismas generaciones que dudaban, hoy están conectadas constantemente. En 2003, el metaverso fue un espejismo. Hoy aún se nos antoja lejano, pero en pocos años puede convertirse en un nuevo continente de vida. Donde hay vida, siempre existe periodismo: las tres dimensiones del metaverso darán lugar a un periodismo más vivo, a un periodismo de los sentidos.